

Estos pub-rockers australianos están en lo más alto gracias a su sólida reputación como una de las bandas en vivo más explosivas, impredecibles y esenciales del país.
Agotaron las entradas del Forum Theatre, encabezaron el Sydney Myer Music Bowl y tocaron ante multitudes de más de 10.000 personas combinando su humor estrafalario marca de la casa con la irreverencia propia del punk-rock.
Pocos artistas tienen el placer de tener una serie de discos entre los diez mejores de las listas de su pais, giras internacionales constantes, un premio al mejor EP en la categoría punk-rock y otras nominaciones en prestigiosos premios de la industria discográfica independiente australiana y al mismo tiempo un álbum prohibido temporalmente en Australia del Sur y recibir cartas de cese y desistimiento de parques temáticos.